LA VIRGEN DEL PATROCINIO ES PATRONA Y PROTECTORA DE LA VILLA DE MILAGRO, EN LA RIBERA DE NAVARRA. AVE MARÍA PURÍSIMA.

6º DÍA

MEDITACIÓN

Sancta María
Santa María

Convenía, dice San Anselmo, que la santidad de María fuese tal, que no se pudiese concebir otra mayor después de la de su Dios. Así lo exigía el honor, el rango, la dignidad casi infinita con que Dios la invistió al hacerla madre suya. Mas para poner a María al nivel de este honor, no basta darle el primer puesto en la jerarquía de los Santos, sino que es necesario además reconocer que su pureza es sin mancilla, que nunca conoció ni el pecado original, ni el pecado actual; pues como declara San Agustín, el honor mismo de Dios reclama que el pecado no profanase el santuario que había elegido Aquél para sí. El Cantar de los Cantares, profecía sublime de las prerrogativas de la Virgen sin mancilla nos lo asegura, cuando le dice: "eres toda hermosa, amiga mía, y no hay mancha en tí", y en otro lugar "eres lirio estre espinas", y sabido es que las espinas representan el pecado, mas el lirio no las tiene; crece entre las espinas, pero su tallo no las produce. 

San Jerónimo afirma que la Virgen es una nube que nunca estuvo en las tinieblas, sino siempre en la luz; San Ambrosio declara que María es una rama en la que no hay ni el nudo de la culpa original, ni la corteza del pecado venial; y San Dionisio pone la santidad de María sobre todos los espíritus celestiales, y estos jamás se mancharon con pecado alguno. Además, Dios, purísimo en esencia, debe aventajarles a todos en su imponderable santidad, y la que fue durante nueve meses tabernáculo brillante del Altísimo, convenía a Éste y así lo hizo, que jamás la menor culpa sombrease su brillantez.

Últimamente, así nos lo dice la Iglesia al definir como dogma el misterio de su Inmaculada Concepción, la Iglesia así lo reconoce cuando quiere que en las letanías de María la proclamemos Regina Sanctorum omnium, reina de todos los santos. Y ¿qué alagüeño no será para un corazón que os ama, oh Virgen del Patrocinio, fijarse en la idea de vuestra eterna inocencia, y de vuestra perpanente y perpetua santidad?. Gloríese Satanás de la fácil victoria que alcanzó sobre nosotros; entone el himno fúnebre de su triunfo sobre nuestra cuna, siga cantando más tarde nuestras derrotas y nuestra muerte por el pecado; pero él se estrelló en la inocencia de nuestra querida Madre; Ella pisoteó su cabeza, y ahora el brazo de nuestra Reina ahuyentará al arrogante enemigo de Dios y de los hombres. No más pecados, pues, que son infámes ingratitudes y rebeldías contra Dios y lo que más se opone a su santidad y a la de nuestra Madre  Fuera cobardías y luchemos contra el pecado, que con María venceremos; imitémosla en su santidad, para que algún día nos juntemos con aquella pléyade de santos que por María moran en la celestial Jerusalén.

SANTA MARÍA... (Traslado de la imagen de la Virgen del Patrocinio desde la basílica hasta la parroquia. Año 2004)


ORACIÓN FINAL

¡Oh, Virgen Santísima del Patrocinio!. Con este título glorioso que sintetiza a todos y es el primero que se desprende de vuestro maternal Corazón, os distingue este pueblo de Milagro que al cifrar en Vos su esperanza y sus amores, os tributa especialmente en esta Novena, el más sincero culto, porque sabe además que estás junto al trono del Altísimo, como dispensadora de las gracias que se conceden al género humano. Con toda confianza, pues, me acerco a Vos para suplicaros, que continuéis siendo siempre como hasta ahora nuestra Abogada y Protectora ante vuestro divino Hijo, quien nada sabrá negaros, a fin de que se me conceda el perdón de mis pecados, la perseverancia final y la gracia que éste vuestro hijo ingrato necesita para servir, amar y agradar a Dios y a Vos con fidelidad y constancia. Concededme al mismo tiempo la gracia particular que os pido en esta Novena, si ha de ser para mayor honra y gloria Vuestra y provecho de mi alma, por el mismo Señor Nuestro, Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.