LA VIRGEN DEL PATROCINIO ES PATRONA Y PROTECTORA DE LA VILLA DE MILAGRO, EN LA RIBERA DE NAVARRA. AVE MARÍA PURÍSIMA.

4º DÍA

MEDITACIÓN

Benedicta tu in mulieribus
Bendita eres entre todas las mujeres

Llena de regocijo Santa Isabel, al recibir la visita de su prima la Virgen María que hacía unos meses que había concebido al Hijo de Dios, toda emocionada, le dice, no con menos razón que entusiasmo: bendita tú eres entre todas las mujeres. En efecto, María es bendita entre todas las mujeres porque a todas sobrepujó en encantos y en virtudes; todas las que le precedieron quisieron tomar parte en la generación del Mesías y sólo Ella fue la agraciada; algunas lloraban por lo mismo como estigma de maldición la esterilidad, y Ella es la bendita por su divina fecundidad; muchas se distinguieron y fueron ensalzadas por alguna virtud especial, y Ella las reúne todas en grado supremo; y así vemos que es superior en la ternura a Agar; en la castidad a la hija de Jepté; en la belleza a Judit; en el valor a Débora; en la virginidad a Susana; en la intrepidez a la Sunamitis; en el desvelo a Rebeca; y en la solicitud a Raquel. 

Y en la vida de la gracia y del Evangelio, ¿qué diremos de algunas santas mujeres como Elena, Clotilde, Catalina, Teresa, Clara, Juana, Francisca y millares más que por sus virtudes brillaron como soles entre los míseros mortales?, pues nada, que tan solo copiaron algunos rasgos del inimitable modelo, María Santísima.

Es bendita entre todas las mujeres porque como tabernáculo del Señor, Éste lo colocó en el Sol; es bendita, porque a todas aventaja en belleza como ya antes nos lo había dicho su divino Esposo, ¡oh, pulcherrima inter mulieres!; es bendita entre todas, porque ninguna fue investida como Ella de la dignidad altísima de Madre de Dios. Mas, ¿qué digo entre todas las mujeres, si la llaman bendita y bienaventurada todas las generaciones?. Sin embargo, ¡oh paradoja mística!, María Santísima subió a tan grande altura, del abismo profundo de su humildad. He aquí la esclava del Señor, dice, cuando ya era soberana, y por eso la elevó tanto el Señor, para que la llamen bienaventurada todas las generaciones. En cambio nosotros, soberbios, presuntuosos, muy pegados de nosotros mísmos, queremos edificar sin cimiento, descollar entre los demás sin méritos, subir al Tabor de la gloria sin pasar por el Calvario del sufrimiento y de la humildad, y no nos fijamos que sin humildad no podemos tener virtud alguna sólida, y no echamos de ver que la soberbia es la causa de nuestra intranquilidad y de nuestros pecados, porque el soberbio es envidioso, murmurador, rencoroso, y hasta sensual; mudemos pues de conducta, pidamos a Nuestra Señora del Patrocinio esa virtud que tanto necesitamos para que algín día seamos exaltados a la gloria y seamos benditos en el cielo para una eternidad.


Bienaventurada le llaman todas las generaciones; es fe heredada de padres a hijos, y transmitida de generación en generación.- Subida de la Virgen del Patrocinio a la parroquia, en noviembre de 1993.


ORACIÓN FINAL

¡Oh, Virgen Santísima del Patrocinio!. Con este título glorioso que sintetiza a todos y es el primero que se desprende de vuestro maternal Corazón, os distingue este pueblo de Milagro que al cifrar en Vos su esperanza y sus amores, os tributa especialmente en esta Novena, el más sincero culto, porque sabe además que estás junto al trono del Altísimo, como dispensadora de las gracias que se conceden al género humano. Con toda confianza, pues, me acerco a Vos para suplicaros, que continuéis siendo siempre como hasta ahora nuestra Abogada y Protectora ante vuestro divino Hijo, quien nada sabrá negaros, a fin de que se me conceda el perdón de mis pecados, la perseverancia final y la gracia que éste vuestro hijo ingrato necesita para servir, amar y agradar a Dios y a Vos con fidelidad y constancia. Concededme al mismo tiempo la gracia particular que os pido en esta Novena, si ha de ser para mayor honra y gloria Vuestra y provecho de mi alma, por el mismo Señor Nuestro, Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.